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Tulipe, hogar de los Yumbos

  • Foto del escritor: Nicolás Dousdebès
    Nicolás Dousdebès
  • 5 sept 2019
  • 7 Min. de lectura

Textos y Fotos: Nicolás Dousdebès Córdova




El Museo de Sitio de Tulipe es gestionado por el Instituto Metropolitano de Patrimonio y fue construido con ayuda de la Cooperación Española (seguir el enlace).

Quizás como ecuatorianos no hemos hecho mucha justicia al grupo étnico de los Yumbos, pues su cosmovisión y costumbres no se han llegado a plasmar en los textos oficiales de Historia Nacional, al menos no con la importancia que deberían.


Viajar por Ecuador es una experiencia que siempre genera la posibilidad de encontrar lugares y regiones que sorprenden por la cultura e historia que encierran. A una hora y media de Quito (70 km) se encuentra Tulipe, una pequeña población ubicada a 1450 msnm, en el Noroccidente de Pichincha, zona del Chocó Andino (Subtrópico). Esta región fue el hogar de los Yumbos, en épocas pre colombinas. Sorprende saber que a pesar de que el clima y el entorno son tan diferentes a los de la capital, sigue siendo parte del Distrito Metropolitano de Quito, en la parroquia Nanegalito.


Tulipe, situado a 70 Km de Quito, se encuentra en plena zona subtropical de la Provincia de Pichincha

Quizás como ecuatorianos, no hemos hecho mucha justicia al grupo étnico de los Yumbos, pues su cosmovisión y costumbres no se han llegado a plasmar en los textos oficiales de Historia Nacional, al menos no con la importancia que deberían. Y menos aún son conocidos a nivel de la cultura general de la población.


Llegar a Tulipe implica necesariamente visitar el Museo de Sitio que ha sido erigido alrededor del centro ceremonial cuyo descubrimiento no data sino de hace cuatro décadas y es en buena parte, mérito del antropólogo ecuatoriano Hólger Jara y otros investigadores. Este centro, construido gracias a la colaboración de la Cooperación Española en coordinación con el Municipio de Quito, ha recibido premios internacionales, por ejemplo, el Reina Sofía en 2011, como reconocimiento de que este centro promueve la recuperación y preservación de un sitio histórico y de gran valor ecológico.


El mismo origen del nombre evoca una lengua pre incaica que debe haber sido la que utilizaban los Yumbos y que prácticamente se ha perdido, salvo por ciertos sufijos y prefijos en los nombres de los sitios y ríos de la zona. Sin embargo, por la migración posterior de los Yumbos hacia la zona de Santo Domingo, se sabe que su lengua estaba emparentada con la de los Tsáchilas (Tsafiki). Tulipe es un nombre híbrido pues Tul significa tola (montículo) en Kichwa y Pe (o Pi), en Tsafiki, significa agua. Por lo tanto, Tulipe quiere decir "agua que baja de la tola". En las zonas elevadas de esta zona hay efectivamente cúmulos artificiales de tierra y piedra con forma de pirámides truncadas de base rectangular. Según el guía del museo tenían una función de monumentos post mortem y por estar situados en una parte elevada, podrían haber cumplido la función de control territorial.


Ilustración en la que puede verse el conjunto central de piscinas y la tola en la parte superior (foto: http://www.lageoguia.org/museo-de-sitio-tulipe-pichincha-ecuador/#16/0.0874/-78.7369)

Además de estas tolas, Tulipe cuenta con un conjunto de siete piscinas, Cuatro de ellas están situadas en un sector central del complejo. De éstas, hay dos cuyas plantas son rectangulares mientras que las otras dos tienen base rectilínea y una parte superior curva. En cuanto a la quinta, su forma es de polígono irregular en lo que aparentemente representa la silueta estilizada de un jaguar; es por lo tanto zoomorfa. Estas piscinas tienen dos elementos contrapuestos, por una parte, una grada de acceso y al frente, un bloque rectangular que podría haber tenido un uso ceremonial. Hay también una pequeña piscina cuadrangular (la sexta del lugar) que posiblemente cumplía una función práctica, el almacenamiento de agua para todo el conjunto pues todas las piscinas están unidas por una red bien diseñada de canales.


Las piscinas de Tulipe cumplían tres funciones diferentes: astronómicas, ceremoniales y recreacionales en la antigua sociedad yumba.

Piscina zoomorfa de Tulipe cuyas paredes dan la impresión de imitar el perfil de un puma.

La séptima es una piscina circular cuyas paredes incluyen un doble graderío a modo de anillos concéntricos. Cuenta con un sendero central elevado que termina en un círculo pequeño en medio del conjunto arquitectónico. ¿Podría evocar al Sol o será un simbolismo del útero donde se gesta la vida?


¿La piscina circular de Tulipe, podría evocar al Sol o será un simbolismo del útero donde se gesta la vida? Éste último elemento era lo que me evocaba este monumento


Es esto lo que personalmente me evocaba esta imagen de la piscina circular. Pero como el tema de la finalidad de una ruina pre colombina no se puede deducir tan fácilmente investigué un poco y descubrí que algunos indígenas del Oriente habían dado a esta estructura una interpretación muy similar: la selva que rodea el monumento es la madre, la piscina circular el útero materno, el agua de la piscina representaría el agua de la fuente y el circulo interno, el bebé en gestación (Revista Ecuador Terra Incógnita 01 12 2014). En definitiva, los Yumbos amaban la vida humana y su estrecha relación con otra madre, la Pacha Mama.


La piscina circular es la más enigmática de todo el conjunto de Tulipe. Su significado podría estar ligado a la maternidad y a su relación con la fecundidad de la tierra.

Las funciones de estos espacios eran básicamente tres: el primero podría ser catalogado como astronómico pues consistía en estudiar la forma y movimiento de los astros que se reflejaban sobre los espejos de agua. En segundo lugar, los caciques y sus familias, es decir, la élite yumba, utilizaban estas piscinas para sus baños. Finalmente, el complejo era el lugar ideal para realizar ritos de iniciación de los niños o adolescentes que estaban por ingresar en la edad adulta.


Pero los Yumbos también tenían sus signos y formas propias de comunicación. Si bien no hay vestigio de un sistema organizado de tipo alfabético, hay muestras de su rica simbología. Se trata de los petroglifos, es decir, inscripciones sobre piedra o grandes rocas que generalmente son el paso previo al desarrollo de la escritura. Algunos de los elementos que se debe destacar de esta simbología son el círculo, símbolo de la perfección y el espiral que representa la idea de lo cíclico y del movimiento, tan comunes en la cosmovisión pre colombina.


La simbología de los Yumbos combinaba elementos vitales, filosóficos y sexuales. Se encontraba en una etapa previa a la escritura.

No podía faltar el elemento sexual que se alimenta de la similitud entre el agua que fecunda y la Pacha Mama que gesta la vida. Por ello, los petroglifos yumbos incluyen figuras fálicas en interacción con círculos concéntricos que evocan la feminidad, cuna de la vida.


Es aquí cuando conviene hacerse la pregunta de cómo habría sido la evolución de este pueblo si no hubiese sido abruptamente interrumpida por elementos que le obligaron a migrar y quizás condenar su cultura al olvido; por una parte, la erupción del Guagua Pichincha en la segunda mitad del S. XVII y sobre todo, la invasión cultural española. Este factor es el que con seguridad causó la interrupción del desarrollo de esta cultura tan poco conocida, no solo en América sino incluso en Ecuador mismo. En efecto, el cristianismo introduce el concepto de la eternidad lineal mientras que los Yumbos sostenían la idea del retorno cíclico de la vida, en parte basada en el proceso de las estaciones. Por otra parte, en el arte y la simbología están presentes elementos sexuales que son desterrados en las manifestaciones culturales de matriz católica por considerarlo un tema "sucio" y por lo tanto, un gran tabú.


Los Yumbos, como casi todas las civilizaciones tenían sus jerarquías y sus dioses. No podía ser de otra manera. Es algo intrínseco a la naturaleza humana. Así, dentro de este pueblo, los nobles vivían en la parte superior, lugar donde según las leyendas habitaba el Sacha Runa u hombre del monte el cual está bastante bien representado en una de las salas del museo. Es un personaje mítico que, cubierto de musgos de la selva, infundía temor para proteger a los Yumbos. Otros miembros importantes eran los Yachak, sabios de la comunidad, y los chamanes quienes se encargaban de los ritos o contacto con los seres considerados sagrados o sacros; entre otros, el puma, el pájaro yumbo y desde luego, la madre tierra y el agua.


Un modelo del Sacha Runa (leyenda del hombre de la selva) se expone en el museo de sitio. Es común en la Sierra y el Subtrópico del Ecuador

Por otra parte, este era un pueblo increíblemente práctico. Sus manufacturas así lo demuestran. La mayor parte de los objetos de cerámica exhibidos en el museo son restos de vasijas, hachas, piedras de moler y demás utensilios. Y como evidencia de esta visión pragmática de la vida, se puede mencionar que han sido hallados muchos restos de concha spondylus la cual era utilizada como elemento de intercambio, es decir, dinero. Esto evidencia la vocación comercial de este pueblo que estuvo ubicado entre la Costa y la Sierra, regiones a las cuales viajaban de forma habitual.


Actualmente el recorrido desde Quito hasta Tulipe es relativamente corto y cómodo, a pesar de las curvas y del mal estado de la vía en varios tramos. Por cierto, quitar el peaje que había a la altura de Calacalí no hizo sino empeorar esta situación. Pero más allá de este detalle vial del siglos XXI, mientras regresaba de esta región era imposible dejar de pensar en las largas travesías de los Yumbos trayendo productos de la Costa hasta el mercado que se asentaba en la actual plaza de San Francisco en Quito o incluso hasta Uyumbicho en el Valle de los Chillos.


Los Yumbos solían cargar amplias canastas (chalas) que sujetaban a sus frentes para seguramente transportar pescado, yuca, plátano verde, papayas o carne de guanta. Por ello eran robustos, tal como lo muestran los modelos de cera que se exponen en el Museo, confeccionados a partir de estudios forenses de restos humanos hallados en la zona.


Los Yumbos eran un pueblo que habitó en la zona noroccidental de Pichincha hasta 1690. Eran comerciantes, cazadores y elaboraban artefactos prácticos. Para sus intercambios utilizaban la concha spondylus como dinero.

Los caminos que ellos recorrían estaban flanqueados por la abundante vegetación la cual debe haberlos resguardado del calor y el intenso sol, al menos en la estación seca. Posteriormente se denominaron culuncos (palabra onomatopéyica que se deriva del sonido de las campanas sujetas al cuello del ganado que transitaba por estos senderos, ya en la época de la colonización moderna de la zona).


Culuncos o estrechos senderos como éste fueron los canales de trasporte utilizados por los Yumbos para sus intercambios comerciales entre la Sierra y la Costa.

Visitar Tulipe vale la pena. Ya no hay que ir recorriendo culuncos, aunque ésta sería una aventura intensa. Incluso se puede hacer una travesía en bicicleta por este tipo de caminos pues desde el Noroccidente de Quito es posible acceder a la zona pasando por Nono y la zona de Tandayapa. Más intensa aún.


Para hospedarse hay varias opciones. Una de ellas es la hostería "Sumak Pacari" (buen amanecer) cuya dueña es una maestra jubilada que desborda hospitalidad y sabe explicar con pasión y convicción los encantos de Tulipe. Está además ubicada literalmente a la vuelta del Museo de Sitio. Quizás sea su próximo destino, le dará la impresión de haberse ido muy lejos aunque no habrá salido siquiera del cantón Quito.


La hostería "Sumak Pacari", en Tulipe, ofrece un ambiente tranquilo muy cerca del Museo de Sitio.

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